El modelo de igualdad de oportunidades
Este modelo surge a partir de las leyes d’Allarde y Le Chapelier votadas en 1791 que defendían la libertad de circular en el espacio social en función de los talentos y de las necesidades de cada uno como también de los requisitos del comercio. Estas leyes, junto a la abolición del feudalismo anunciaban este modelo de igualdad de oportunidades que no cuestiona las desigualdades sociales, pero ofrece a cada uno la posibilidad de aspirar a todas las posiciones sociales. La igualdad de oportunidades es otra manera de combinar la igualdad de todos los ciudadanos con las desigualdades sociales producidas por el funcionamiento de la economía y la libertad de cada uno.
En esta obra maestra escrita por el Sociólogo Francois Dubet, el modelo de igualdad de oportunidades permite que los individuos se distribuyan proporcionalmente en todos los niveles de la estructura social sean cuales fueren sus orígenes y sus condiciones iniciales, los individuos que ocupan esas posiciones deben provenir de todas las capas sociales según el modelo de una movilidad perfecta. Las desigualdades de los ingresos y de las condiciones de vida que separan a cada uno de los grupos dejarían de ser injustas porque los miembros tendrían la oportunidad de escapar de ellas.
El modelo supone que la herencia y las diferencias de educación están abolidas para que el mérito de los individuos produzca desigualdades justas.
Se basa en una crítica social que denuncia en nombre de estas posiciones las brechas en los salarios, la crítica ejercida por la igualdad de oportunidades en donde los grupos dirigentes se encuentran compuestos por mujeres y minorías visibles no del todo representadas.
Para entender a esta igualdad de oportunidades se han puesto en marcha diversas leyes y medidas que apuntan a la diversidad para dar acceso a alumnos desfavorecidos que no pueden acceder a la universidad, una representación más equitativa de las mujeres en el mundo político, igualdad de condiciones en el trabajo sin distinciones para evitar la discriminación, entre otras, aunque todas estas medidas no cuestionan el orden de las posiciones, no impugnan jerarquías.
La ficción estadística de la igualdad de oportunidades está en la justicia social e impone a todo un conjunto de individuos y de grupos con un punto en común que es el de sumar victimas de discriminación, esto se trata de medir el mérito de la persona reconociendo que corresponde al determinismo social y que a la responsabilidad individual.
Como punto a favor este modelo induce una profunda transformación de las representaciones de la sociedad, hace surgir actores sociales que hasta el momento eran invisibles y silenciosos, afecta los procesos de representación política y diseña otro contrato social. Este se impone cuando las posiciones se vuelven más escasas, en este punto Dubet hace referencia al juego de la silla como metáfora para organizar este sistema de posiciones donde cada individuo espera para “saltar” y se confía en la justicia del árbitro, explica que hace falta que cada individuo tenga la misma oportunidad de ganar y que el juego sea quien produce las desigualdades a través de desempeños justos.
Análisis de los apartados
DISCRIMINACIONES Y MINORÍAS:
Este modelo conduce a definir grupos sociales a través de discriminaciones y desventajas en función de tener la chance de acceder a todas las posiciones. Los obreros se vuelven clases desfavorecidas así como los barrios populares, se encasilla en estas categorías populares por ciertas nociones económicas, culturales y sociales que privan a los individuos de ascender socialmente a mejores posiciones.
Estas injusticias sociales llevan a una lucha contra las discriminaciones que puede ser orientada a garantizar la igualdad de acceso a los bienes y servicios de los cuales están excluidos, aquí el autor propone abrir las puertas de las instituciones y asegurar la equidad de los procesos de selección y por otro lado tener en cuenta las discriminaciones específicas y actuar con políticas dirigidas a establecer las condiciones de una competencia equitativa.
La discriminación se asienta sobre estereotipos negativos, para combatirlos es importante que las minorías hagan reconocer como valores positivos las características sociales y culturales por las cuales son discriminadas.
Los inmigrantes y las mujeres son víctimas de una doble injusticia, en sus carreras profesionales, en la vida cotidiana y por su identidad que no es reconocida positivamente en igualdad con otras.
LA SOCIEDAD ACTIVA Y LA RESPONSABILIDAD PERSONAL:
La sociedad responsabiliza a los individuos, dado que las oportunidades los conciernen, estos deben ser activos y movilizarse para merecerlas. La sociedad ubica a los individuos en una competencia continua, esta igualdad de oportunidades hace pasar de políticas sociales universales a políticas dirigidas centradas en oportunidades específicas.
En este modelo nadie debe ser una víctima pasiva, se centra en la idea de definir a los sujetos en función de sus esfuerzos y talentos, la ayuda social pone al sujeto en una situación de responsabilidad por su pobreza, culpa al sujeto y expresa que la solidaridad se da a cambio de la actividad. Como ejemplo, ciertas políticas aplicadas en Francia pretenden ayudar a los individuos a que evolucionen antes que asegurar sus posiciones.
Otra característica del modelo es equilibrar las desigualdades producidas por el uso de recursos que dependen de los individuos y de su libre albedrío. La victimización no posibilita cuestionar la arbitrariedad.
ELITISMO REPUBLICANO:
La escuela democrática ha sido la encargada de distribuir a los alumnos en función de sus resultados y de su mérito, distribuye a los alumnos en términos de una competencia honorable. Entre los límites de este modelo debería ser posible que la escuela democrática vuelva a integrar la sociedad anulando los efectos de las desigualdades sociales en los rendimientos de los alumnos. La igualdad de oportunidades se vuelve juez de las prácticas escolares y es importante derribar estos recorridos que los alumnos hacen que Dubet los compara como una carrera de competidores donde a medida que avanzan se distinguen en función de los méritos, con pruebas concebidas como justas pero que se deben producir en desigualdades justas sin caer en el lema de “que gane el mejor”. Las jerarquías escolares serían justas y se deberían al mérito individual.
El modelo busca una oferta escolar homogénea, cuenta con un ideal donde las selecciones se hagan lo más tarde posible, que la formación se prolongue y que cada alumno encuentre cerca de su lugar de residencia establecimientos que lo acojan en igualdad de condiciones con los demás, rechazando el modelo meritocrático y todas las reformas que amenacen este ideal.
LOS SEXOS, EL GÉNERO Y LOS CUPOS:
Dentro de estos ámbitos el modelo de igualdad de oportunidades a fines del siglo XIX le dio a la mujer la posibilidad de entrar en ámbitos donde anteriormente se encontraban vedadas, se despegó de la vida familiar favorecida por el estado de bienestar, pero esta apertura no ha reducido totalmente las desigualdades entre los sexos. Los movimientos feministas y los estudios estadísticos adoptaron medidas que definen al modelo como el establecimiento de cupos imponiendo una tasa mínima de mujeres dentro de la vida política dándoles más presencia. Dubet explica que no solo las personas tienen un sexo, sino que las actividades, las culturas y las relaciones, eh aquí donde se encuentran algunos límites para el modelo donde la lucha se vuelve cultural y relativa al género. Las mujeres tendrían acceso a todos los espacios sociales, pero siguen existiendo los estereotipos que defienden las carreras sociales que defienden las apuestas.
POLITICAS PUBLICAS Y MINORIAS VISIBLES: En este aspecto los inmigrantes se vuelven minorías visibles por la cual el modelo impone la lucha contra el racismo y las discriminaciones, busca adoptar medidas de justicia con el fin de establecer la equidad y evitar la discriminación positiva, aplicando esto para promover la diversidad. Las representaciones de los actores sociales están transformadas y se constituyen movimientos que asocian estas denuncias de discriminaciones para afirmar una identidad cultural que exige ser reconocida. Esta lucha contra las injusticias a las minorías visibles busca integrar y reconocer a las identidades culturales.
Críticas al modelo de igualdad de oportunidades
Estas críticas que realiza Dubet apuntan a los límites y a los efectos reales de la igualdad de oportunidades:
- Se habla de una lógica de aristocratización de las elites, donde la igualdad de oportunidades conduce a redistribuir menos y a asegurar menos las posiciones, se la asocia con la decadencia del Estado de Bienestar que acrecienta las desigualdades y la pobreza cada vez que este retrocede.
- Se espera de este modelo que garantice equitativamente el acceso a todas las posiciones disponibles.
- Reposa sobre la concepción de que las desigualdades que provienen de la competencia meritocrática no sean desfavorables para los más desprotegidos.
- La indiferencia hacia los pobres incluye una ficción estadística que se centra en las elites, es desde allí donde se mide la efectividad de la igualdad de oportunidades.
- Este modelo es más sensible al éxito antes que al fracaso, es una ideología de las elites para enmascarar las condiciones de su reproducción.
- Discriminación/identidad – busca demostrar que se es víctima de desventajas o de discriminaciones y reivindicar una identidad propia contra los prejuicios y las identidades asignadas.
- En términos de discriminación conduce a jerarquizar las victimas que tienen interés de exhibir sus sufrimientos y las injusticias que sufren, con el fin de obtener ventajas que les permita beneficiarse con alguna ayuda específica. Se exalta la desigualdad lo cual tiene una carga social que organiza el conflicto.
- Abre una competencia general, pone a las víctimas en situación de competencia.
- Es un modelo individualista que apela a la autonomía y la libertad de cada uno pero el hecho de definirse como víctima lleva a identificarse con un colectivo.
- Exalta las identidades hasta hacer de ellas una obligación, las reivindica para combatir de ese modo la discriminación.
- En la medida en que nadie puede sentirse satisfecho por ser definido como una víctima, la victimización se ve siempre asociada a una reivindicación de la dignidad.
- El modelo de oportunidades es mucho más liberal que el de posiciones porque es posible movilizarse para cambiar de posición pero este desplazamiento no es menos moralizante.
- Cuanto más se promete la igualdad de oportunidades más se culpabiliza a las víctimas responsables de sus propias desgracias, se acusa a los pobres ya que considera que se acusa a los pobres y cuando este fracaso no puede ser imputado ni a las discriminaciones ni a la naturaleza y que debe ser atribuido a los individuos mismos.
- Al sugerir que la capacidad de hacer uso de sus oportunidades está asociada a los méritos de los individuos, se vuelve posible elegir a los que deben ser ayudados. El modelo de las oportunidades personaliza la solidaridad, quiere promover la autonomía y cuenta con rasgos de la asistencia social donde los benefactores tenían el derecho de elegir “sus pobres” y “sus causas”.
- Se piensa que las jerarquías escolares son justas y se deben solo al mérito individual ya que puede parecer justo que diplomas y títulos tengan un fuerte poder sobre el acceso a las posiciones sociales y profesionales porque son el instrumento que permitiría neutralizar las desigualdades sociales. Para Dubet el problema de este modelo de justicia es que lleva a las personas a pensar que no hay otras oportunidades fuera de las que da una buena escuela y cuanto más se cree en este modelo más se profundizan las desigualdades escolares. “El peso y la influencia de las instituciones escolares acrecientan las ventajas financieras y sociales de los más diplomados, y cuanto más grandes son esas ventajas, más socialmente desiguales resultan”.
- La igualdad de las oportunidades escolares es un principio que deriva de dos procesos fundamentales para Dubet: La competencia meritocrática que debe articularse en torno a una norma de excelencia a la cual cada individuo debe poder aspirar y un proceso psicológico cruel para los alumnos que deben percibirse como responsables de sus fracasos.
- Es un modelo maleable y cruel a la vez porque obliga a los individuos a desarraigarse de su lugar y de sus seres más cercanos.
- Exige abolir las diferencias para crear las condiciones necesarias a la igualdad de oportunidades, ya que el género es una construcción social arbitraria.
- Para llegar a la igualdad de oportunidades es necesaria una medida radical para abolir las diferencias que están en el origen de las desigualdades, es así como si las jóvenes eligen orientaciones y profesiones llamadas femeninas, es porque serán mejor recibidas allí y porque piensan que así aumentarán sus oportunidades de conseguir empleo pero si aún persiste una diferencia cultural mayor entre varones y mujeres es por que incluyen el nacimiento y la educación de los hijos en su proyecto de vida.
- La realización de la igualdad de oportunidades por medio de políticas voluntaristas puede profundizar las desigualdades y degradar la calidad de la vida social.
- Las políticas de igualdad de oportunidades ignoran los procesos de movilidad colectiva que durante mucho tiempo han favorecido la integración de los inmigrantes.
- Este modelo reemplaza identidades y coaliciones de intereses por otras que son igual de rígidas, acepta más desigualdades que el modelo de las posiciones y se apoya sobre el principio del mérito.
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